9 datos de Beatriz de Holanda que todavía nadie ha contado: de controlar el petróleo del mundo a aconsejar al rey Juan Carlos en su abdicación

9 datos de Beatriz de Holanda que todavía nadie ha contado: de controlar el petróleo del mundo a aconsejar al rey Juan Carlos en su abdicación

En 2013 los Países Bajos volvían a tener un rey. Lo digo porque hace décadas que el reino estaba en manos de las mujeres. El siglo XX entero contó en Holanda con una mujer al mando de la jefatura del estado. Desde la reina Emma que reinó como regente hasta que su hija Guillermina alcanzase la mayoría de edad a la hija de ésta, Juliana que, para colmo, tuvo cuatro hijas y a Beatriz como primogénita. El reinado de Guillermo Alejandro parece un paréntesis de una saga de reinas, porque el futuro monárquico del país seguirá siendo de las mujeres: Catalina Amalia parece será la reina de los holandeses y la cabeza de los Orange Nassau (la casa real naranja, literal porque su color emblemático es el naranja). Hoy toca reparar en la abuela de la futura heredera, es decir, la que hasta hace diez años fue reina, Beatriz de los Países Bajos. Cumple 85 años y, a diferencia de muchos otros royals, sigue activa con más presencia que nunca en la casa real holandesa, sin dejar que nadie pase por encima suyo (como siempre ha hecho). La distancia del anonimato me permite presentaros a esta exmonarca que, en los últimos tiempos, apenas ha tenido presencia mediática, pero que no deja de ser cuanto menos curiosa. He aquí 9 aspectos clave para entender quién es Beatriz de Holanda.

1. Primera reina del siglo XXI en abdicar.

2013 fue un año clave en la historia contemporánea de Europa: se producía la primera abdicación del siglo. La exreina de Holanda aprovechaba sus treinta y tres años en el trono para retirarse de las obligaciones reales y dejar el trabajo "pesado" a las nuevas generaciones. Su hijo ya hacía once años que había contraído matrimonio y había tenido hijas: el trono estaba asegurado, por lo que podía delegar tranquilamente. "Es tiempo para una nueva generación", aseguró en su inusual discurso televisivo, mostrando agradecimiento "por los muchos años que he podido ser reina". Meses después vendría la baja de Alberto de Bélgica y, un año más tarde, la de Juan Carlos I, el emérito. 

2. Ahora es princesa, no reina.

A diferencia de otras casas reales, donde los exreyes mantienen el título pese a no ejercer el cargo, tras la renuncia al trono, Beatriz recuperó sus títulos de princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld (que no son pocos). Desde entonces, lleva una vida bastante "normal" y, sobre todo, discreta. Acudió en persona a inscribirse al registro civil y a la parroquia protestante. Además, vio reducidos sus emolumentos de los cinco millones de euros al año que percibía como reina a la pensión de 466.000 euros anuales sumados a los 947.000 para gastos de personal y material que le correspondieron tras dejar el trono, según constató El Mundo. 

3. Aconsejó a Juan Carlos sobre la abdicación.

Se ve que entre reyes anda el juego, o al menos se entienden. El emérito Juan Carlos charló mucho con la ex monarca de los Países Bajos sobre la polémica decisión y los devenires burocráticos y familiares que supone el traspaso de poderes. Así lo dijo la biógrafa de Juan Carlos, Laurence Debray, en su polémico libro Mi rey caído. 

4. Fue una niña exiliada

Holanda fue el país más castigado por la invasora Alemania nazi. La familia real huyó por la puerta de atrás al exilio, buscando amparo en el Reino Unido. Allí permanecieron la reina Guillermina y su yerno, el príncipe Bernardo. Su esposa la reina Juliana viajó con sus dos hijas a Ottawa (Canadá) donde vivieron durante cinco años. De hecho, las tercera hermana de la reina, la princesa Margarita (que ha cumplido el pasado 19 enero 80 años) nació en el continente americano. Una vez terminó la Segunda Guerra Mundial, la familia real regresó a los Países Bajos y se instalaron en el Palacio de Soestdijk. 

5. Hizo huelga de hambre para elegir a su marido.

Sin duda, una de las decisiones más polémicas de los últimos tiempos fue la de elegir al diplomático alemán Claus Von Amsberg como marido. Tras acabar sus estudios de Derecho, la entonces princesa viajó a Alemania a la boda de Tatiana de Sayn-Wittgenstein-Berleburg y el Príncipe-conde Mortiz de Hessen y Saboya (ojo a la invitación, lo larga que fue con esos nombres). El caso es que en el convite, se cayeron en gracia y se enamoraron. El aspirante a consorte no gustó ni un pelo a la reina Juliana y menos al país al hacerse público que el chico había militado en las juventudes hitlerianas. Hubo incluso manifestaciones en contra de aquel matrimonio, que a juicio de la ciudadanía era un total despropósito. El Parlamento tuvo que hacerle un lavado de imagen al muchacho, convirtiéndole en ciudadano holandés bajo el nombre de Nicolás de Amsberg. Durante el proceso burocrático, la aspirante a reina hizo una huelga de hambre insistiendo a sus padres en el ansiado enlace. Se casaron el 10 de marzo de 1966, con una Holanda manifestándose bajo el lema de "Quiero que me devuelvan mi bici", en memoria de las bicicletas que confiscaron los nazis en su invasión. 

6. "La reina más rica de la tierra"

Dicen (y solo dicen) que es muy hábil para las finanzas. Inteligente y astuta económicamente sí es porque sus decisiones financieras le otorgaron el título de "la reina más rica de la tierra", por encima de la que fuera la reina de las reinas, Isabel II. Aunque todo es conspiratorio, porque los reyes no tienen la obligación de hacer públicas sus fortunas privadas, la cifra de los ahorros de la exreina oscilaba entre 300 y los 6.000 millones de euros en 2018. Aunque es cierto que, en una de sus escasas entrevistas, confesó que "los datos que se han publicado son totalmente desproporcionados". No obstante, a eso hay que sumarle el patrimonio inmueble de la familia, que brevemente consta de multitud de viviendas distribuidas por toda Europa, incluidas las afincadas en el propio país; y la espectacular colección de arte y joyas, una de las más ricas compilaciones del continente. 

7. Magnate de petróleo.

La princesa Beatriz es accionista mayoritaria de la petrolera Royal Dutch Shell, aunque se desconoce el porcentaje exacto que posee la princesa holandesa. Si por algo se caracterizó el reinado de Beatriz fue por la agilidad con la que movió la economía, la suya propia claro. Invirtió en acciones en importantes empresas nacionales de sectores estratégicos, energías alternativas y gestión de residuos. El banco ABN-Amro, la Philips o la compañía aérea KLM son solo algunas de sus apuestas además de la ya mencionada gestión petrolera. 

8. Retratada por Warhol

En su particular concepción de la popularidad, Andy Warhol quiso inmortalizar los cánones de lo popular, aplicado a la monarquía, en su serie Reigning Queens, donde reunió a las figuras femeninas reinantes, entre las cuales estaban Isabel II de Inglaterra, Margarita II de DinamarcaNtombi Twala de Suazilandia y Beatriz de Holanda. El estadounidense tomó las fotografías oficiales de la nueva reina (Beatriz apenas llevaba cuatro años en el trono) y creó una serie de coloridas y brillantes composiciones que dieron la vuelta al mundo (literalmente). 

9. Se opuso al matrimonio de su hijo con Máxima

Después de todo lo que pasó ella hasta que sus padres aceptaron a su consorte Claus Von Amsberg, se ve que no aprendió la lección y puso todas las trabas posibles al amor de su primogénito con Máxima Zorreguieta. ¿La razón? De nuevo, los antepasados. El padre de la elegida por el príncipe Guillermo Alejandro descendía de un funcionario afín a la dictadura argentina. Las pasó canutas el actual rey de los Países Bajos para hacer que su madre diese el visto bueno a la espectacular Máxima, para lo que organizó reuniones, comidas, cenas y multitud de encuentros hasta que Beatriz, conservadora e indecisa, diese el visto bueno. La pareja se casó el 2 de febrero de 2002 y, desde entonces.