El turbo danés: los escándalos de Federico (de todo tipo)

El turbo danés: los escándalos de Federico (de todo tipo)
Mary Donaldson y Federico de Dinamarca.

Mucho hablamos de nuestro emérito Borbón y sus múltiples escarceos, así como de su parásita descendencia y su desaprovechado linaje (menos mal que la aportación Ortiz Rocasolano nos da alguna que otra alegría), pero es que en Dinamarca no se quedan cortos con los varones que durante años llevan soportando. Merodeando por la corte de la original, dicharachera y robusta Margarita, única fémina reinante en la actual Europa monárquica, hay más de un varón que lleva disgustando a la monarca, durante varias décadas. El último ha sido su hijo, el primogénito Federico, que estos días recibía a su primo Felipe VI y a su consorte, Letizia, en su primera visita oficial a Dinamarca como reyes de España, y con un escándalo de tal magnitud: fotos publicadas por la revista Lecturas en la que el heredero a la corona danesa aparecía junto a su amiga Genoveva Casanova paseando por Madrid. Según la publicación, subían al piso de la socialité mejicana, donde pasaron la noche (sin saber qué hicieron en la intimidad), hasta que el hijo de la reina de los daneses aparecía a la mañana siguiente con otro atuendo diferente dispuesto a emprender el vuelo a Copenhague.

Por ahora, la protagonista de la noticia, Casanova, ha desmentido cualquier vinculación sentimental del futuro monarca nórdico. La Casa Real danesa también ha emitido un comunicado en el que, curiosamente, no desmiente la noticia, sino que se justifica con que "no acostumbran a hablar de la vida personal e íntima de los miembros de la familia real". Me gustaría saber de qué entonces tienen que dar explicaciones, cuando la vida íntima de la única familia que forma parte de la concesión de la jefatura del estado, no electos, por cierto, forma parte de las decisiones gubernamentales y legislativas de un país. Pero bueno, tampoco nos debería extrañar porque los reales daneses ni se justificaban cuando el padre del susodicho, Enrique de Laborde y Monpezat, un pieza de mucho cuidado también, la liaba parda, ni tampoco cuando el hermano e hijo de ambos, el príncipe Joaquín (a la gresca con su madre por haber despojado a sus hijos de los títulos reales) también la liaba parda. 

El historial amoroso de Federico de Dinamarca

Total, al lio que me voy del tema, porque hoy el protagonista es el príncipe Federico, turbo para los amigos. ¡Qué ingenio el de los daneses! Llamar turbo a un heredero que, en la Nochevieja de 1992, era detenido por conducir a velocidad elevada junto a Malou Aamund. Bien hidratados, por supuesto. Se debatió incluso en el Parlamento, llegando a ser para muchos políticos un claro fundamento de destituirle como candidato al trono del país. Margarita le cantó las cuarenta, le hizo pedir perdón y le mandó al extranjero a estudiar. "Alé, te desfogas en el extranjero", le diría con su pose teatral. 2. "Moderna, pero vestida y, por favor, ninguna que quiera ser famosa"

Su siguiente y fugaz novia se llamaba Katja Storkholm, una modelo de ropa interior que no fue bien acogida en la familia real danesa porque no querían una novia con excesiva imagen pública. Además, el trabajo como modelo (que perfectamente podría mantenerse en el anonimato o bien dejarlo, como la inmensa mayoría de royals). Igual le pasó con la cantante María Montell, conocida voz nórdica que la familia también desaprobó por su notoria y popular profesión. 

El encuentro con Mary Donaldson ya lo conocemos (o no, porque hay dos versiones). Me quedo con la que, más o menos, me encaja para una película de Hugh Grant o Anne Hathaway. Un príncipe, que huye de la popularidad y del hartazgo de vivir los Juegos Olímpicos rodeado de realeza y lujo, se desfoga en un pub donde conoce a una simpática plebeya que le da charleta y de la que se enamora perdidamente. La otra versión es más siesa: coinciden en una cena protocolaria. Me quedo con la primera. Desde entonces, nada, cero, o casi. El 14 de mayo, tras muchos desacuerdos con su suegra, la Reina, y mucho sufrimiento, Mary se convertiría en princesa al casarse con el futuro rey de Dinamarca, llegando a soportar varios rumores de infidelidad desde entonces.

Arrumacos demasiado próximos, devaneos, salidas nocturnas y gastos inapropiados. Por cierto, al margen de lo sentimental. La familia real danesa tiene prohibido por ley gastar dinero fuera del país sin permiso del legislativo y el bueno de Federico fue descubierto con una propiedad en Suiza, valorada en siete mil euros. A Mary Donaldson, que creo tiene una paciencia infinita aguantando a este depravado genético, le diría que busque en la historia de su familia política o bien que acuda a donde su suegra, Margarita II, a la que tanto le ha costado ganarse, que le cuente lo que vivió con su adorado marido. Puede que la consorte tomase la decisión de divorciarse. Se ha enfrentado a este tipo de rumores, pero ¿puede que esté, haya o no historia, sea la gota que colme el vaso?