¡Deberían dejarte hablar Letizia!

Blog Iker Elduayen. ¡Deberían dejarte hablar Letizia!

Increíble, pero cierto: Letizia cumple 50 años. Y más increíble aún es que este sea mi primer artículo de la reina plebeya de este nuestro país. La verdad es que me parece alucinante, ¡Cómo no me he puesto yo a hablar de la Reina, con todo lo que tengo para contar! Ahora la asturiana ha llegado a ser respetada por la sociedad española. ¡Sííi! Lo ha logrado, pero a base de mucho. Ha aguantado decenas y decenas de burdas opiniones sobre ella, y lo peor, en boca y pluma de sus compañeros periodistas, colegas de profesión. Sí, hay una generación que recuerda cómo la Reina nos narraba las noticias del día en el famoso telediario. Ese que, por cierto, empezó a ver con admiración el entonces príncipe Felipe, que pasó en ese momento a convertirse en el hombre más informado del país. Licenciada en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid es una periodista de raza (me encanta este calificativo). Precisamente, es la razón por la que el rey Juan Carlos puso tantos impedimentos a su hijo cuando éste le dijo que "o Letizia o ninguna". Al entonces rey le daba igual que la futura reina fuese atea, republicana o divorciada, pero llevó muy mal que la mujer de la que se había enamorado su hijo fuese periodista. "¿No entiendes que le contará a todo el mundo lo que pasa en esta casa?" dijo el emérito. Pues mira tú por donde no lo hizo. 

La periodista peligrosa que ha acabado siendo reina de España

Hace escasos días, Mábel Galaz, biógrafa de la monarca y autora del recién salido libro Letizia Real dijo en La Sexta: "Letizia fue una princesa rebelde y va camino de ser una buena reina". Considero que ella ya es una buena reina, lo está demostrando. Lo tuvo muy difícil, porque la opinión pública atizó todo lo que pudo a la entonces periodista asturiana, que enseñó al Rey cosas tan cotidianas como ir a la nevera a por una Coca Cola. Se lo presentó a su abuela, la locutora de radio ya fallecida Menchu Álvarez del Valle, cuando ni siquiera sabía que su nieta se iba a convertir en reina de España. "Está aprendiendo a servirse en un vaso" le decía entre risas a su referente. 

Fue la Mejor Periodista menor de 30 años en el año 2000, tres años antes de que la Casa Real anunciase el compromiso entre la presentadora y el futuro rey de España. De la CNN pasó a ABC, pero despegó mediáticamente cuando se puso al frente de los telediarios de Televisión Española, donde estuvo hasta poco tiempo antes de anunciarse su compromiso con el heredero de los Borbones. Fue ella la que enseñó a la población española a utilizar el euro de la recién retirada peseta y también fue la voz de Letizia la que narró el trágico y monstruoso 11S. Pero su matrimonio con el Príncipe de Asturias no hizo posible que compaginase el periodismo con la institución y la Casa Real siempre va por delante. La Ortiz se cambió de bando en cuestión de horas: pasó de dar noticias a ser ella la noticia y el centro de todos los medios de comunicación del mundo, que acogieron con relativo éxito el compromiso tras las especulaciones de ruptura entre Felipe y Eva Sannum, con quien había acudido a la boda de su primo lejano Haakon y Mette Marit de Noruega. 

La naturalidad se fugó

El caso es que Letizia fue estudiada al milímetro antes de que entrase en palacio. Se dejó moldear por amor. No obstante, lo bueno e inteligente en este caso es que Letizia siempre supo donde se metía, lo que significaba la institución. Tenía miles de colegas de profesión a los que no tenía más que seguir o ayudar para ver cómo funcionaban desde Zarzuela (y si no, no tenía más que ponerse, porque la Reina de tonta no tiene un pelo). Al poco de irse a vivir allí, de vuelta al colegio: recibió clases de Historia, Relaciones Internacionales, Protocolo e Inglés. El aislamiento hizo que su mordacidad quedase en el olvido. Que fuese atea y se lo dijese a la reina Sofía debía quedarse en palacio, que ella y su familia fuesen votantes socialistas también: no se debía saber qué opinión política tenía la Reina. La naturalidad también se fugó. Jamás se debía repetir aquel mítico "¡Déjame hablar!' que enfundó a su marido, el futuro rey.

La boda de ensueño para el pueblo español. Juan Carlos compungido, porque le hacía especial ilusión que su hijo contrajese matrimonio con una presentadora de Telediario. Agatha Ruíz de la Prada vestida con un atuendo republicano y todas las casas reales europeas en la catedral de la Almudena. Siempre he pensado que el emérito tenía esperanzas de que su hijo rompiese en cualquier momento, pero en entonces, asumió que ya no tenía nada que hacer. Letizia pasó entonces a una mujer molde dispuesta por y para la institución. La princesa no opina, no comenta, no dice, no habla; pero la princesa ve todo y lee todo, porque echa de menos su profesión. Su matrimonio pasó por fases, más bien mediáticas, porque especularon con la relación de los príncipes durante mucho tiempo. Curiosamente, las aguas se calmaron cuando Felipe VI asumió la jefatura del estado, es decir, cuando la cosa ya pintaba seria y convertiría a Letizia en reina de España, un 2 de junio de 2014. 

La entrevista soñada

¿Letizia es buena reina? Sí, al menos hace lo que puede, porque domar a toda la jauría borbónica es complicado. A diferencia de sus antecesores, que más o menos, frecuentaron la espontaneidad, los nuevos reyes han optado por la discreción y el ocultismo, sabiendo muy bien cómo y cuándo aparecer y hablar. Así vemos hoy a las futuras herederas e hijas de Letizia, Leonor y Sofía, de las que apenas sabemos nada y que sin duda, no hacen más que enfriar la institución de la proximidad que ahora vive la sociedad. Sabina utilizó el famoso verso "demasiado tarde princesa" para aludir a Letizia y realmente está en lo cierto: remontar la aceptación popular de la monarquía española es complicado y más con la actual gestión, que mucho debería cambiar para que tuviese cada vez más fieles. Siempre sueño con bajar al kiosko un miércoles y encontrarme el ¡Hola! con la primera entrevista exclusiva de la Reina, contando cómo vive y cómo fue esa etapa de transición de periodista a futura reina de España. Pero, no pierdo la esperanza la verdad. Ahora con la inflación, el soñar de momento parece que no va a ser de pago.