Como buena familia, los royals daneses ya no se pueden ni ver. Todo muy cordial y muy protocolario, la Casa Real danesa ha emitido un comunicado explicando qué va a ser de cada uno de sus miembros en estas fechas tan señaladas. Margarita II pasará las Navidades junto a su inseparable hermana Benedicta y unos amigos cercanos en el palacio de Marselisborg, el punto de encuentro de la familia real el 25 de diciembre. Federico, Mary y su séquito viajarán a Australia, país de nacimiento de la consorte y futura reina. Y el príncipe Joaquín y su familia harán un viaje al extranjero. Y lo dejan ahí. Aún así, el comunicado se encarga de justificar las ausencias de los dos descendientes. Del heredero dicen que "la última visita al país de la princesa fue hace cuatro años" y del menor de los hijos que "el viaje estaba planeado desde hace tiempo".
Pero aquí apesta a rencor desde España. Recordemos que el hijo menor de Margarita está cabreado como "un mono" con su madre. El pasado septiembre, la soberana danesa emitía un comunicado en el que anunciaba que retiraba los títulos de príncipes a los cuatro hijos del príncipe Joaquín. La abuela quiere para sus nietos una vida libre, sin necesidad de ligar sus vidas a una institución que impide poder realizarse profesional y personalmente. Tampoco esta decisión tiene mucho mérito (lo siento Daisy) porque la criba real se está dando en casi todas las casas reales. Sin ir más lejos, el rey Carlos de Inglaterra (no me acostumbro) quiere llevar a cabo una nueva ley para poder gestionar los títulos reales a su libre albedrio. Supongo que sois tan listos como yo para intuir quiénes serán los elegidos por el hijo de Isabel II para marcharse por la puerta grande (empiezan por Harry y acaban por Meghan).
El príncipe Joaquín y su mujer, la princesa Marie, llamaron a la prensa y declararon "sentirse tristes y sorprendidos por la decisión de la soberana". Ella tuvo que pedir perdón, pero nada de retractarse.
¡Así me gusta Margarita, sin achantarte porque la reina eres tú! Ha quedado patente durante todo este año, porque
la Reina ha celebrado sus 50 años en el trono, con muchos impedimentos. Primero, se vio obligada a cancelar varios actos por covid, después falleció su admirada Lilibeth y, por respeto monárquico, tuvo que cancelarlo todo. Dio una cena de lujo en Palacio de Christiansborg, donde se reunió con sus primos, los reyes de
Noruega y Suecia, entre cuatrocientos invitados. Sin duda, el acto más maravilloso del jubileo fue la recepción del Teatro Real, donde se vistió de rojo brillante y una tiara bañada en diamantes preciosa (y supongo que carísima) que perteneció a la duquesa Anastasia Mikhailovna de Rusia.
Total, Margarita, que si vas a estar sola y lees esto; no dudes en mandarme una invitación para pasar contigo las Navidades. Eso sí, avísame con tiempo para que prepare la maleta y meta todos los abrigos...
