Una pionera llamada Teresa Rabal

Blog Iker Elduayen. Una pionera llamada Teresa Rabal

La popular artista de cine, teatro y musa infantil que debutó a las órdenes de Buñuel y descubrió a artistas como Ana Mena o Blas Cantó cumple hoy 70 años

Escribo estas líneas mientras rescato varios discos suyos. Los vinilos no están demasiado bien conservados y, tras escuchar tres CD's que no recuerdo dónde compré, recurro a Spotify, que no tiene toda la obra de la cantante, pero acaba resultando cómodo porque en físico me faltan algunos de sus éxitos. A Mercedes Milá casi le da un "soponcio" cuando vio el número. De hecho, recuerdo que dediqué un artículo a las que el año pasado soplaron setenta velas, porque cierto es que no se cumplen todos los días. Hoy los cumple ella, pero echando cuentas, resulta que Teresa Rabal (Barcelona, 1952) lleva sesenta y un años en la profesión. Debutó con nueve, cuando su tío Luis (para los no familiares Luis Buñuel) le dirigiese en Viridiana, donde la hija de Paco Rabal y Asunción Balaguer obedeció las claras indicaciones del genio del surrealismo cinematográfico. Por ser la inocente niña del filme, la primogénita de los Rabal confesó que sus compañeros y profesores del colegio se metían con ella por haber trabajado con el azote del franquismo. Por seguir su estela fílmica, volvió a la gran pantalla con catorce años, para protagonizar Los desafíos, que se presentó en el Festival de San Sebastián (certamen donde años después obtendría el Premio a Mejor Interpretación Femenina por su pueblerina Conchita de Los buenos días perdidos). 

Se decantó por estudiar Filosofía y Letras, pero su compromiso con el teatro en la compañía de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo le impidió seguir sus estudios y abandonó en segundo de carrera. A cambio fue esencial en veinte obras de Estudio 1 y más de diez estrenos teatrales. Una faceta desconocida (o menos habitual) es su carrera en el cine. Después de haber estado a las órdenes de Buñuel, fue protagonista junto a María Asquerino en Las gatas tienen frío, fiel acompañante de una debutante Ana Belén en Españolas en París o Los días de Cabirio junto a Alfredo Landa. Aunque no le gusta demasiado hablar de política, recuerda (no con demasiado agrado) sus años mozos como militante en el PCE, en los años de la Transición, que compaginó con películas como Colorín colorado, donde era una desesperada madre primeriza junto al progresista Juan Diego o Esperando a papá, donde se casaba con Arturo Fernández y se desesperaba con la larga lista de ligues de su progenitor. Con su carrera musical, el cine quedó relegado a un segundo lugar. En 1982, retomó para protagonizar Loca en el circo, donde la Rabal aprovechaba su tirón para encarnar a una presentadora que encandilaba a los niños con muchísima facilidad. Ha vuelto hace pocos años, para interpretar a la madre de Maxi Iglesias en A pesar de todo, donde Marisa Paredes confesaba a sus hijas que las cuatro tenían distinto padre. Rubin Stein dirige a la actriz en Tin & Tina, una película pendiente de estreno junto a jóvenes como Milena Smith o Jaime Lorente. 

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Teresa Rabal de joven. Foto: CROPPER

Dueña del cortijo en la canción infantil

Apuntaba a ser una de las grandes damas de la escena, pero a principios de los sesenta llegó la música. Damián Rabal, hermano del gran Paco, le presentó a un autor de canciones recién llegado de Argentina con el que podía grabar algunas de sus composiciones. Precisamente, los primeros trabajos de la hija del actor murciano no eran dirigidas al público infantil, sino que eran melodías románticas. ¿Su nombre? Eduardo Rodrigo: su futuro marido. El 1 de octubre de 1977, con algunos impedimentos eclesiásticos; la pareja, que llevaba un par de años conviviendo, contrajo matrimonio. En 1979 (principios de los ochenta) ambos decidieron unir sus carreras profesionales y unirse con un único fin: dirigirse al público infantil. La Rabal jamás se imaginaría que aquella decisión le reportaría el mayor éxito de su carrera, grabando más de veinte discos y vendiendo más de un millón y medio de copias. Canciones tan divertidas como El tren o la viajera De La Habana ha venido un barco, pero resulta imposible no mencionar la congregación de los gremios de Me pongo de pie (por la cual acudió hace poco a Tu cara me suena a ver cómo le imitaba la gran Loles León, que se adueñaba de una reivindicativa versión) o el mítico Veo veo. "Veo veo/ ¿Qué ves?/ una cosita/ ¿y qué cosita es?..." No sé si hay alguien que no haya cantado nunca esta canción, pero sí, esta canción es suya. Compuesta por su marido por una idea que la propia Rabal le dio sobre un juego al que ella jugaba con su padre y su hermano cuando era pequeña.

Pero la música no quedó solo en sacar discos y hacer conciertos, sino que Teresa Rabal, impulsada por su marido y compositor, decidió montar su propio circo. Con él inició una gira nacional que duró la friolera de una década. Pero el trabajo en el circo es duro y la hija de Paco Rabal no se veía con fuerzas de seguir al frente de un trabajo tan dependiente. Mantuvo a más de cien familias en las sucesivas giras de su ambulante trabajo e incluso fue la pionera y creadora de las escuelas en los circos, que permitía tener escolarizados a los hijos e hijas de las personas que trabajaban en él. 


Televisión: pionera del talk show, descubridora de talentos y conductora de programas infantiles

Afortunadamente, su marcha de las extensas giras no fue traumática, ya que pasó poco tiempo desde su retirada del circo hasta la llamada que recibió en 1990 para sustituir a Rita Irasema en La guardería. Ya había hecho un anterior programa para Televisión Española en 1984 titulado Mazapán, que la actriz y cantante presentó junto a Torrebruno. Pionera una vez más al crear el ahora explotado producto llamado talk-show, donde compaginaba actuaciones con concursos y alguna que otra entrevista (a Espinete, por ejemplo). Solo fueron ocho entregas, porque la entonces alta demanda de bolos de la Rabal impidieron más grabaciones. Con el ya citado programa, La guardería, se mantuvo tres años, hasta que el programa se clausuró en 1993. Continuaría con Se busca una estrella, donde se mezclaban dibujos animados con actuaciones musicales, Muévete o La casa de la guasa, de temática muy similar. 

Con los Premios Veo veo vino "lo gordo". Teresa Rabal no solo se dedicó a ser la cara visible de la profesión, sino que colaboró con ella fuera de cámaras y desarrolló innumerables proyectos para ayudar a jóvenes talentos, proporcionándoles visibilidad, becas y formación para convertirse en destacadas estrellas de la música. Los Premios Veo veo no fueron solo eso, sino que se convirtieron en una destacada gala e incluso en el primer talent show de este nuestro país. Sin ir más lejos, por ahí pasaron nombres tan reconocidos ahora como Blas Cantó, Ana Mena, India Martínez, Abraham Mateo o Ana Guerra, es decir, todos ellos bautizados como "estrellas de la Rabal". Nombres que hoy, creo, estarán muy agradecidos a la pionera, Teresa Rabal, que decidió emprender un proyecto pensando en los niños y futuras generaciones, que, por cierto, en un primer momento, se negaron a que una chica de veintitantos años cantase a niños. Mira por dónde. No solo banda sonora infantil, sino referente generacional. ¡Valientes visionarios!